Empar no necesita palabras para contarnos su historia, le basta con el gesto, la música y el humor.
Ella es al mismo tiempo nuestras abuelas y nuestras madres, es el espejo donde vemos reflejadas tantas historias de mujeres.
Amar y cuidar de los suyos, sin tiempo para pensar en ella misma, como un duende que realiza un trabajo invisible, pero imprescindible.
